Estaba Abderramán II tan encaprichado de su esclava, que cambió su nombre
por Tarub, que quiere decir "Embeleso"
Tuvo posibilidades de que su hijo heredara el Trono e introdujo en la legislación andalusi algunas reformas.
Encontró mucha competencia entre las esclavas pues había tres que eran muy queridas por el Emir, a causa de su belleza, cantaban muy bien y desprendían serenidad.
Éstas le acompañaban en sus salidas de Córdoba.
Tarub, sólo concebía niñas, así que tuvo la osadía de establecer una especie de herencia para ellas si no era capaz de concebir un hijo varón.
Para implantar estas Normas, que se harían extensivas a otras mujeres del Harem, fue capaz de reunir a Jueces y expresar que tenía la voluntad del Emir.
Estaba el Emir tan prendado de ella, que le regaló una Joya que pertenecía al Tesoro del Califato de Damasco , joya muy importante en el sentir político del Reino, pero para ella no fue suficiente, ni la joya, ni lo que consiguió para sus hijas. Su ambición era mayor. Cuando dio a luz un hijo varón, quiso consolidar aún más su posición. A su hijo le llamaron Abdalláh.
Dedicó, como otras mujeres, parte de su fortuna a realizar obras benéficas.
Quería convertirse en madre del heredero y necesitaba contar con la colaboración de los eunucos. Uno de ellos se prestó a colaborar con ella.
Su principal rival era el primógenito nombrado sucesor, Mohamed. Cómo el niño no tenía madre, la esclava y el eunuco intentaron comprar voluntades para que le apoyaran en su idea. El eunuco por su parte quiso envenenar al Emir, pero al ser descubierto tuvo que beberse su propia pócima.
Nada consiguió la esclava, así que al morir el emir, le sucedió su hijo Mohamed
A partir de aquí, nada se supo de la esclava Tarub, de su hijo ni de sus hijas.
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Inspirado en un artículo de "El diario de Córdoba"
Tuvo posibilidades de que su hijo heredara el Trono e introdujo en la legislación andalusi algunas reformas.
Encontró mucha competencia entre las esclavas pues había tres que eran muy queridas por el Emir, a causa de su belleza, cantaban muy bien y desprendían serenidad.
Éstas le acompañaban en sus salidas de Córdoba.
Tarub, sólo concebía niñas, así que tuvo la osadía de establecer una especie de herencia para ellas si no era capaz de concebir un hijo varón.
Para implantar estas Normas, que se harían extensivas a otras mujeres del Harem, fue capaz de reunir a Jueces y expresar que tenía la voluntad del Emir.
Estaba el Emir tan prendado de ella, que le regaló una Joya que pertenecía al Tesoro del Califato de Damasco , joya muy importante en el sentir político del Reino, pero para ella no fue suficiente, ni la joya, ni lo que consiguió para sus hijas. Su ambición era mayor. Cuando dio a luz un hijo varón, quiso consolidar aún más su posición. A su hijo le llamaron Abdalláh.
Dedicó, como otras mujeres, parte de su fortuna a realizar obras benéficas.
Quería convertirse en madre del heredero y necesitaba contar con la colaboración de los eunucos. Uno de ellos se prestó a colaborar con ella.
Su principal rival era el primógenito nombrado sucesor, Mohamed. Cómo el niño no tenía madre, la esclava y el eunuco intentaron comprar voluntades para que le apoyaran en su idea. El eunuco por su parte quiso envenenar al Emir, pero al ser descubierto tuvo que beberse su propia pócima.
Nada consiguió la esclava, así que al morir el emir, le sucedió su hijo Mohamed
A partir de aquí, nada se supo de la esclava Tarub, de su hijo ni de sus hijas.
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Inspirado en un artículo de "El diario de Córdoba"
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