Una boda interracial en el Siglo de Oro: Ana Carleval

Ana Carleval, era hija del Licenciado Carleval, y era una bellísima mujer de alta alcurnia. Ella estaba destinada a casarse con el último Rey de Granada, que con el tiempo fue Aben Humeya, pero por el camino, se cruzó su profesor. 

La historia de su marido, Juan de Sessa, no es nada convencional, y teniendo en cuenta la época de su vida, en el siglo XVI, hicieron con su boda que Granada fuera la ciudad más avanzada del mundo.

Los comerciantes de esclavos portugueses trajeron a las costas portuguesas, su mercancía. Fue vendido en Sevilla en 1528, al Convento de San Francisco. 

Fue vendido al Cuarto Duque de Cabra, heredero del Gran Capitán. Junto a sus amos, estudió bachillerato y licenciatura de Artes. Con 28 años recibió el Título de Bachiller. A los 30 años se le concedió la libertad, llegó a ser profesor de latín en la Universidad de Granada, y Catedrático de Gramática del Colegio Catedralicio, y persona influyente en Granada.

Fue el primer profesor universitario de color en el mundo, seguramente. Se relacionó e hizo amistad con Garcilaso de la Vega, fue amigo del arzobispo Pedro Guerrero, y del presidente de la Real Chancillería Pedro de Deza, así como consejero de Don Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, cuando se quedó en la ciudad por la Rebelión de los Moriscos.

Miguel de Cervantes le menciona en el prólogo de El Quijote y el Dramaturgo Sevillano Diego Jiménez de Enciso, escribió una obra sobre la vida de él y los amores con su alumna Ana Carleval. La Obra se llamó Juan Latino.


Esta relación interracial en el siglo XVI, fructificó y se casaron. Tuvieron cuatro hijos. Juana, Bernardino, Ana y Juan.Vivían en la Carrera del Darro, al lado de la Iglesia de Santa Ana. Tenían buena posición, en parte debido a que su mujer había heredado de sus padres y él era Catedrático. No todo el mudo de la época, aceptó de buen grado que llegara a serlo y aunque tuvo muchos apoyos, también tuvo muchos con reacciones racistas.

Pensemos como lo pasaría esta mujer con esa situación.

En 1578, murió su protector, Gonzalo Fernández de Córdoba, y le dedicó una elegía. Poco a poco fue quedándose ciego, en esa época conoció a San Juan de la Cruz.

Murió a los 80 años y está enterrado en el Altar Mayor de la Iglesia de Santa Ana de Granada. Su nombre está en la lápida, en latin. Iohannes Latinus, Niger,que quiere decir Juan Latino, que es como todos le acabaron llamando, Negro.

De ella no se sabe mucho, pero pensad, en el siglo XVI, como sería ver a una mujer blanca, con un negro y los niños mulatos.